Neuróloga comenta sus inicios, resaltando la importancia de contar con buenos profesores

En el marco de los 130 años del Hospital de Clínicas de la FCMUNA, la Prof. Dra. Martha Sady Galeano, Jefa del Departamento de Neurología de Adultos, Compartió experiencias y reflexiones sobre su trayectoria en esta emblemática institución.
La Dra. Galeano, de la promoción 1987, recuerda con gratitud sus primeros pasos en el hospital, desde su internado en 1988. «Tuve la suerte de formar parte de la Segunda Cátedra de Clínica Médica en una de las mejores épocas. Me formé con varios especialistas de renombre en Asunción que aún ejercen la profesión. Fue un buen ambiente laboral, caracterizado por la sencillez y el trato humano especial», comentó.
Resaltó que el área de clínica médica del hospital ha contado con destacados profesores como Miriam Contini, Jazmín Vera, Jorge Martínez, Oscar Lovera, Rufino Gorostiaga, Massi Gorostiaga, Susana Marín, y su maestro Telmo Aquino. Afirmó que estos profesores le inculcaron la importancia de la investigación y la publicación de trabajos científicos, lo cual dio la oportunidad de empezar a especializarse.
La Segunda Cátedra, pionera en la organización de los distintos departamentos del Hospital de Clínicas, fue liderada por el profesor Moreno Azorero, quien motivó a sus estudiantes a realizar investigaciones y a publicar en revistas científicas. «Tuvimos la suerte de contar con profesores que se formaron en Estados Unidos y otros continentes, lo que enriqueció nuestra formación y nos permitió especializarnos en diversas áreas», añade.
La Dra. Galeano expresa su gratitud al hospital, al que considera una parte fundamental de su vida. «Me gusta el ambiente universitario porque nos permite actualizarnos y apoyarnos mutuamente. Trabajar en equipo, desarrollar la empatía y tener disciplina son esenciales para una carrera en medicina», subraya. «Siempre hay obstáculos e injusticias, pero es importante buscar nuevos caminos y no estancarse», acota.
Recuerda también su lucha por mejores condiciones laborales durante su formación. «Cuando estaba en quinto curso, apoyamos a los médicos para una mejora salarial. Participamos en manifestaciones y pasamos por suspensiones de clases, pero valió la pena porque logramos mejores condiciones laborales», rememora.
A pesar de las dificultades, como el salario bajo y la comida inadecuada que soportaron al inicio en el viejo Hospital de Clínicas, que entonces funcionaba en el barrio Sajonia de Asunción, Dra. Galeano y sus colegas mantuvieron su compromiso de formarse profesionalmente para luego también proyectarse en el ámbito privado. «Tenía un salario de G. 25.700 cuando ingresé al internado, mientras que un pantalón de moda costaba G. 30.000. Nos ingeniábamos para comer adecuadamente, pero siempre mantuvimos nuestra determinación de formarnos y crecer profesionalmente», concluye. 

San Lorenzo, 17 de juliode 2024

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