El contacto con los pacientes es fundamental para transmitir el lado humano de la medicina

Prof. Dra. Margarita AucejoHacer docencia y manejarse en un ámbito liderado en su mayoría por hombres no es fácil de sobrellevar, pero en sus 35 años de carrera en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA; la Dra. Margarita Aucejo, profesora adjunta de Semiología y jefa de Técnica Quirúrgica de la Segunda Cátedra de Clínica Quirúrgica (Sala IV), nos demuestra que el camino puede ser allanado con personalidad, liderazgo y el estilo de docencia, destacando la importancia de la enseñanza personalizada y el contacto con los pacientes para transmitir el lado humano de la medicina.
Asimismo, nos comparte la experiencia positiva de trabajar en equipo para elevar la autoestima de alumnos que habían quedado rezagados en sus estudios.
La catedrática valoró primeramente la importancia que tuvo en su alforja de médico como de estudiante, el apoyo de sus profesores y colegas, por el trato recibido desde siempre en este exigente mundo de la medicina. “Independientemente si uno es hombre o mujer, creo que se puede liderar un grupo y hacer camino mediante el estilo de docencia. Yo tuve ejemplos muy importantes en mi vida, como el profesor David Banuno y el profesor Domingo Pizurno quien fuera mi instructor y con quien hasta ahora seguimos intercambiando ideas y experiencias; ambos siempre me trataron igual que cualquier otro miembro de la cátedra o colega y nunca existió ningún tipo de diferencia con respecto a la enseñanza”, recordó.
Dijo que las tres cosas que le producen mayor felicidad en esta vida son sus hijos, de quienes se siente orgullosa, operar y enseñar, tratando siempre de acompañar a sus alumnos en el proceso de aprendizaje, brindándoles no solos las herramientas del saber sino también la confianza y seguridad necesarias para avanzar en el campo quirúrgico, son cosas que la llenan de satisfacción, sobre todo al momento de ver los resultados obtenidos de su enseñanza. “Enseñar es una de las cosas que me hace feliz, porque al estar en contacto con los jóvenes no solo les transferís tus conocimientos como docente, sino que se trata de un proceso mutuo en el que yo también aprendo mucho de ellos, me intereso por sus problemas y siempre les digo que, si tienen alguna dificultad para aprender, puedo estar acá hasta las 10 de la noche, sin problema, porque quiero que sientan que pueden contar conmigo y no desistan en el intento. Muchas veces, en el momento de las prácticas, sobre todo aquellas que requieren mayor precisión como las suturas, los ánimos tienden a decaer. Entonces por ellos y por la satisfacción que genera ver que lo que uno enseña tiene resultados y yo creo que esa es la alegría mayorpara un docente”.
Así como su máxima es enseñar, el no hacerlo ni estar en contacto con los estudiantes en las aulas le genera una profunda tristeza, expresó, al recordar el duro momento en que debió pasar alejada del entorno académico a raíz de un cáncer de mama, enfermedad que logró vencer y de la cual salió aún más fortalecida para continuar con la misión de transferir conocimiento.
“Cuando no hay clases, en vacaciones o mismo durante el reposo por la enfermedad, estaba muy triste y deprimida porque no podía hacer lo que a mí me gustaba. Pero una vez que pude, volví porque enseñar me hace olvidar de todo y además que la actitud que tomé ante esa adversidad fue como una especie de chiste de la vida, algo que le puede pasar a cualquiera porque no es algo que uno elige, entonces hay que afrontarlo de la mejor manera y dar lo mejor posible para seguir adelante”.

Una vida dedicada a las aulas y quirófanos
La profesora Aucejo cuenta con más de 35 años de carrera médica en la Segunda Cátedra de Clínica Quirúrgica, más conocida como Sala IV, ya sea como estudiante, como interna, como residente, especialista y actualmente también como docente e instructora. “Pero desde que me dieron la oportunidad de incursionar en el ámbito docente como instructora de la cátedra, gracias a la confianza de mi profesor, que creyó en mí para cumplir esta misión, han pasado 30 años.
Toda una vida de aprendizajes y de anécdotas; pero una experiencia que particularmente le gusta recordar es la de unos estudiantes de la malla vieja que habían quedado rezagados por el camino; por lo que entre los docentes que integraban la cátedra, decidieron revertir esa situación con un enfoque personalizado. “Generalmente cuando un estudiante queda por el camino eso se lleva como una marca. Entonces decidimos entre todos subirles la autoestima mediante la enseñanza personalizada, porque eran 15 estudiantes con los que estábamos en contacto todo el día, que es lo ideal, y que se convirtió en la mejor experiencia que pudimos haber tenido todos los docentes de Sala IV porque nos ocupamos de la enseñanza de esos 15 alumnos exclusivamente, con quienes pudimos compartir, conocerlos bien y con muchas anécdotas de risas, entonces fue una experiencia muy buena, muy linda y sobre todo para ellos que pudieron culminar su formación de buena manera”, subrayó.
Consultada sobre el aspecto positivo del rol de docente en la Facultad de Medicina, señaló que es siempre el de guía, no solo en el ámbito académico sino de la vida misma. “Nosotros somos un guía porque realmente el estudiante lo que ve es cómo nosotros nos conducimos con respecto al paciente y al equipo en sí, desde la secretaria, enfermeras y médicos. Nuestro papel es siempre enseñar un estilo de vida, por supuesto que ellos harán su camino, verán diferentes estilos de enseñanza y personalidades disímiles de profesores, pero serán ellos lo que van a elegir qué es lo que quieren ser. Porque como nosotros siempre decimos, somos el modelo, y tenemos que ser conscientes de que somos un ejemplo, un referente para el estudiante, para el futuro médico y eso es algo de cuidado”.
Con respecto al cambio curricular, señaló que tal vez lo que se puede mejorar sea que los estudiantes y docentes ocupen más tiempo con los pacientes, pues considera se ha perdido ese contacto continuo y esa comunicación. “Nosotros tenemos un hospital con pacientes muy interesantes, pero tratamos de llenarles de teoría y disminuir el contacto con el paciente por el hecho de que su internado es de pregrado. Pero no debería ser así, porque el médico va sumando experiencia de estudiante y que continúa durante toda su formación, por eso que el contacto con el paciente debe ser temprano y fundamentalmente porque eso también nos da la parte humana de la medicina, que es algo que nunca debemos olvidar y que se refleja en el trato al paciente. Y que creo se dejó de lado en estos últimos 3 años como resultado de la pandemia. Por eso estamos queriendo retomar esa comunicación, esa cercanía y trato humanizado, para que así también los futuros médicos puedan definir su personalidad, explotar sus potencialidades y encontrarle el verdadero significado a su carrera, que es la de sanar en todos los aspectos.

San Lorenzo, 30 de abril de 2023.

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